23 de marzo de 2012

Persiguiendo a Amy. 27.-Leonardo Medina

Cuando llegó a la taberna encontró a Salvatore y Conrado tal y como los había dejado Lázaro, sentados a la mesa, con su bebida delante, Salvatore, además rasgando su instrumento. ¿Es que no perdía ocasión de ponerse a tocar? Hizo un gesto a la tabernera pidiéndole una jarra de cerveza. La mirada indignada de la mujer le confirmó que los hombres llevaban allí un buen rato... El suficiente, al menos.

-¿Lázaro, Servando y Hernán?

Conrado se encogió de hombros. Salvatore fue algo más explícito.

-Tu... El padre Lázaro fue a hablar con el alcalde. Se llevó a Hernán como escolta.

-¿Y Servando?

-Sí... Bueno... Servando... Lo estamos buscando.

Sonrió descaradamente. Conrado dio un trago a su vaso.

-En esta jarra no está. Pídeme otra, a ver...

Leonardo suspiró. Lázaro iba a enfadarse... Pero bueno. Seguramente tardaría. Tenía tiempo...

Iba a sentarse con los otros dos cuando la vio entrar. Vaya. Si al final lo difícil sería librarse de la muchacha...
De todos modos, giró la cabeza hacia los hombres como si no la hubiera visto, ignorándola ex profeso. Quería ver qué pretendía. No sería él quien se acercara...

Desoyó los gritos a su espalda. Fue Salvatore quién le llamó la atención al respecto de lo que sucedía.

- Definitivamente, menudo carácter gastan las hembras por aquí... ¿No deberías ir a ayudarla de nuevo?

De modo que acudió a sacar a la muchacha de aquel aprieto.

-Disculpen, caballeros... Pero la moza está conmigo.

Acarició la empuñadura de su daga, dando a entender que no bromeaba al respecto, y la arrastró hasta la mesa desde la que sus compañeros observaban divertidos.

-¿Puede saberse qué hacéis aquí, señora? Dudo que sea un lugar para vos... ¿Qué se os ha pasado por la cabeza? -Y luego bajo, muy bajo, como si se arrepintiera de decirlo -Os dije que volvería mañana...

¿Qué dama podía resistirse a un susurro "tan sincero"?

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