21 de mayo de 2012

Persiguiendo a Amy 49.-Lázaro


¿Tumbado? ¿Pero había bebido o qué diantres...? No, no lo suficiente, igual... Tal vez ahí estaba el problema...

La defensa de Hernán le permitió volver a ponerse en pie, aunque la herida le escocía como el mismísimo diablo. Por un momento pensó en dejar a su compañero a cargo de la situación, pero Hernán apenas se dedicaba a defender, basándose en cierto código estricto de honor y zarandajas varias que solo él y el Altísimo conocían.

Aprovechó, pues, que el tipo de cara de caballo atacaba de nuevo para tirar a fondo desde debajo del brazo de su compañero. El acero se deslizó suave entre dos costillas, apenas sin oponer resistencia. El muy cretino ni siquiera iba vestido para luchar... ¿Quién se creían que eran, dos turistas idiotas?

Se vio tentando de soltar el arma, pero el moreno ya estaba en pie y atacaba a Hernán. Dio un tirón seco para liberar la espada de su nueva vaina de carne humana. El hombre de rostro equino había gritado cuando se la clavó, pero ahora apenas gimió mientras caía. Mala herida. El Altísimo lo acogiera en su gloria... o no... Eso ya no era cosa suya, ya bastante había hecho dándole el pasaje al otro mundo...

-No te preocupes por mí, Hernán... Ese es todo tuyo... Sangre para calentar tu otra espada. Con un alma robada, para mí ya es suficiente por hoy...

Se mantuvo, no obstante, espada en alto, a la defensiva, sin perder de vista al moribundo ni al otro, que se retorcía intentando desclavar su mano de la tierra. Maldecía, y junto a los jadeos del moreno en su lucha contra Hernán, los chasquidos de los aceros al encontrarse y los gemidos agónicos del otro, la guerra parecía haber vuelto a aquel perdido callejón. Lázaro sonrió.

Luego volvió la vista al hombre del suelo. En minutos iba a ser cadáver... Otro cadáver más. Le dedicó su sonrisa más amarga mientras le susurraba, más para sí mismo que para el futuro difunto.

-Si hubiera aguantado un par de meses más en el monasterio, te habría podido dar la extrema unción, hermano... Ahora... Ahora nos vemos en el infierno. Pax Vobiscum...

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