18 de mayo de 2012

Persiguiendo a Amy 48.-Hernán


Tras escuchar las palabras de Lázaro no pudo evitar que se le escapará un suspiro mientras miraba al su rival, temeroso, en el suelo. No sabía lo que hacer y las palabras dichas solo le habían suscitado más dudas. Si hubiera sido una batalla justa le habría matado sin dudarlo un segundo.

- Supongo que me siento generoso - Dijo el hombre quitándole la espada de la garganta - no temas, no te mataré, todavía. Pero no dejare que vuelvas a unirte a la batalla - Continuo diciendo - así que mejor que cierres los ojos, dolerá.

Unos segundos después de decirlo el acero del hombre atravesó la mano de su rival, así no podría empuñar una arma con esa mano. Su rival no pudo reprimir un grito del dolor, pero debía dar gracias de conservar la vida.

- Por desgracia para ti, no me fio lo suficiente de tu otra mano - Dijo Hernán mientras retiraba la mano de la empuñadura - Así que conservaremos clavada la espada ¿Te parece bien? Volveré a buscar la espada, solo espera ahí quietecito.


Aprovechó el momento de tranquilidad para sacar la botella a la luz y observar que estaba intacta. “Menos mal” pensó el hombre alto. Volvió a ocultar la botella bajo la capa mientras su mirada ahora se centraba en la pelea de Lázaro. No le iba tan mal, seguía todavía vivo contra dos oponentes. ¿Acaso los hermanos Medina no le dejarían de sorprenderle?

- Bueno habrá que ayudarle - Dijo Hernán desenvainando la otra espada de su funda - aunque ya no recuerdo si ha pedido ayuda…

Por suerte se decidió ir a ayudarle justo a tiempo, antes de que cayera al suelo, dirigiéndose hacia Lázaro casi corriendo.

- ¡¡Hernán!!

Le llamó Lázaro, parecía angustiado por la situación.

- ¿Qué haces tumbado? – Dijo Hernán apareciendo justo a tiempo y parando la espada del rival - ¿Tomándote un descanso? ¡Te parecerá bonito! Mientras yo sufriendo sin beber de la botella… digo… sin beber desde la taberna…

Hernán se fijó el ahora su adversario, ¿o seguía siendo el de Lázaro?, que había retrocedido unos pasos al ver que las cosas se complicaban. No le podía quitar el rival a Lázaro, cada uno tiene que encargarse de sus contrincantes. Así que haciendo caso a su yo interior, el hombre alto se quedó a la defensiva mientras el señorito se decidía a levantarse.

--

(Hernán, a manos de Alexsparda.)

No hay comentarios: