20 de abril de 2012

Persiguiendo a Amy. 36.-María de Quintana

Podía observar el reproche en la mirada de Leonardo. En ese momento maldijo a la criada y a si misma por haber perdido los papeles de aquella manera. Agachó la cabeza avergonzada, y apoyó su brazo en el de Leo compungida. Definitivamente, aquel hombre la había cautivado, pero él no parecía dar muestras de interés por ella. "Esta vez no valdrá solo con mi belleza, mi posición y mi buena cuna", pensó recordando a su padre, "Parece que me ha ido a interesar el único hombre que apenas repara en ello"

Se perdió en sus pensamientos mientras emprendían el camino en busca de no sabía muy bien quién. Pensó en su pobre padre, desesperado como estaba por hacer un buen matrimonio para ella. Pensó en aquella interminable lista de candidatos, en todas los actos a los que tendría que acudir en la corte, todas las veladas rodeada de gente que le repugnaba, sólo por conseguir un buen marido. Se maldijo, maldijo su posición, los títulos, las tierras...ella sólo quería poder elegir algo en su vida. Una lágrima brotó, resbalando por su cara, mas ella no era consciente de estar llorando. Rápidamente recobró la compostura, volvió a ponerse la máscara de niña cruel que hasta ahora había mostrado ante su acompañante, y con un disimulado gesto se secó la lágrima mientras esbozaba una amarga sonrisa.

Levantó la mirada y observó de reojo a Leonardo. ¡Si él supiera lo que María estaba empezando a sentir! Movió la cabeza, intentando sacarse aquellas absurdas y románticas ideas. Suspiró resignada siendo, por vez primera, realmente consciente de lo mucho que le aterraba dejar Huesca atrás - y más aun a Leonardo - para llegar a Zaragoza y hacer oficial el compromiso que su padre hubiese estimado oportuno.

--
(María by Xie.)

No hay comentarios: