14 de abril de 2012

Persiguiendo a Amy. 34.-María de Quintana

Rabiaba ante el apelativo cariñoso que Leo le había impuesto. Fingiendo indiferencia, mas sin lograrlo, salió encontrando a la criada muerta de miedo y tiritando. Impulsada por los nervios y la rabia acumulada ante las miradas de Leonardo, levantó el brazo y abofeteó a la muchacha.

- ¡Maldita desagradecida! ¿Cómo te atreves a desobedecerme y a salir de aquí sin mi permiso? - la miró con un destello de ira en sus ojos y un tono severo en su voz - ¿Es esa la fidelidad que le tienes a tu señora? Hablaré de esto con tu señor, él se ocupará de que tengas el castigo que mereces.

Se recogió la falda y miró a Leonardo a los ojos. Al principio la expresión de éste había sido de sorpresa ante su reacción, mas ahora la miraba sin expresar emoción alguna. Los sentimientos opuestos hacia el joven libraban una dura batalla en su interior.

- Mi señor, os agradecería que me acompañaseis a casa. Dado que ni siquiera puedo fiarme de la fidelidad y compañía de la criada - dijo dirigiéndole una desaprobadora mirada - Si no tenéis inconveniente...


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María, como siempre, por Xie.

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