3 de febrero de 2012

Persiguiendo a Amy. 7.-Leonardo + María de Quintana

(Leonardo)

No tenía mala planta la moza. Las había visto mejores, por supuesto, pero después de pasarla por agua y con un vestido y un peinado decente, seguro que bien podría pasar por el papel que pretendía. Leonardo repitió la reverencia al presentarse, haciendo gala de sus mejores modales.

-Leonardo, a vuestros pies, señora.

Necesitaban una mujer si querían volver a montar una escena como la de Francia. Aunque la chica no daría el pego tan bien como la revoltosa, por supuesto. Pero nadie podía hacerse pasar por noble como la revoltosa. Por noble, por criada, por campesina, por prostituta, por mercader, por... por lo que se terciara.

-Y, mi estimada señora... En su estancia en Caspe y su atribulado viaje... ¿No habrá coincidido por casualidad con una doncella más o menos de mi altura, cabellos castaños y ojos verdes? Con una cicatriz ligera aquí, sobre la ceja... Su nombre es Amelia. La estamos buscando.

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(María de Quintana)

Les devolvió el saludo con una leve inclinación de cabeza.

- Lamento decirle que no, no he visto a nadie así. Quizá esa...mujer...no frecuenta los mismos lugares que yo. - dijo con un tono de desagrado en su voz - Bien, ¿continuamos? Deseo llegar cuanto antes, y por su aspecto, creo que usted también.

Se giró sobre sus talones y comenzó a andar. Retomaron la marcha a regañadientes tras de ella, pero tuvieron que parar cuando tropezó con una piedra y cayó al suelo. Unas manos grandes y con fuerza la sujetaron del brazo y la levantaron.

- Tenga más cuidado. - escuchó a su espalda. No se giró, aquellas palabras aumentaron la humillación que sentía en ese momento. Se irguió, se alisó la falda y se atusó el pelo, retomando el paso

Una risotada a su espalda hizo que se volviera. Fulminó con la mirada a aquel grupo de hombres, sus hombros se tensaron y su cara estaba roja por la ira. ¿Quien se había creído que era ese hombre para burlarse de ella? Pronunció las palabras con deliberada lentitud, marcando cada silaba.

- Carecéis de educación, respeto y buenos modales. Rudos, sucios y malolientes. Vulgares, patanes, inútiles. - hizo una pausa y los miró uno a uno - Nadie nunca se ha atrevido a humillarme así. Y no permitiré que lo hagáis. Hicimos un trato, en cuanto lleguemos, tendréis vuestro dinero y desapareceréis de mi vista para siempre.

Los contempló con desden y siguió caminando, hasta que una voz hizo que se detuviera conteniendo el aliento.

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[La intervención de María, como la vez anterior, corre a cargo de Xie.]

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