Lázaro esquivó otro golpe del aragonés de cara de caballo y retrocedió
un par de pasos. El moreno parecía intentar levantarse de nuevo.
-¿Y yo qué sé? ¿Podrías matarle o darle una patada o algo y ayudarme un poco? Esto duele y el tipo este… -Paró otro golpe. –¡Así el Altísimo lo confunda!
La siguiente estocada del enemigo volvió a pasarle demasiado cerca. No le gustaba hablar mientras luchaba. Lo desconcentraba. Esquiva otro ataque, parada en tercera y otro paso atrás. Estaba retrocediendo demasiado. Demasiado…
¿Cómo era aquella estocada que le había intentado enseñar Leo? Para empezar tenía que tratar de ganarle los tercios del arma a su adversario, haciéndole parar sus ataques con la parte más cercana a la empuñadura. Parar en cuarta y luego... Pero el moreno se alzaba, sujetándose la herida y Lázaro retrocedió otro paso más, tropezando. Paró la siguiente estocada ya desde el suelo.
-¡¡Hernán!!
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