30 de julio de 2004

Bajo las ruinas de Alkar

Pues nada, que aquí estamos de nuevo... hoy es viernes así que empiezo las vacaciones ^^ por fin (menos con la banda que no voy a poder salir los sábados :( ) y tendré que ponerme a buscar curro de verdad... Os dejo un cuento, lo acabé hace un par de horitas así que no os quejeis, recién salido del horno ^^

 


 


 ______________________Bajo las ruinas de Alkar_____________________________

 



Finalmente, el Rey se encontró con sus hombres frente a él, cansados, dolidos, cubiertos de sangre. Uno de ellos se había retirado a un rincón. También él tenía ganas de vomitar. Algunos de los hombres lloraban. Eiden era el más sereno.


–¿Por qué habéis hecho esto?

 




Los siete hombres miraron hacia él sorprendidos.

 




–Porque usted nos lo ha ordenado, señor. Para guardar nuestro honor. Para guardar el honor de nuestra gente. Por Alkar.

 


Garet seguía vomitando. Evan tampoco contestó. Se dejó caer de rodillas y transformó sus lágrimas en llanto. El Rey lo miró como a un niño pequeño.

 


–Bravo, mis valientes. Ahora ha llegado nuestro turno.

 



.............

 



La mañana anterior Evan se había acercado temeroso hasta el Rey. Portaba malas noticias.

 


El Rey llevaba toda la mañana discutiendo con sus ministros. El sitio era insoportable. El hambre estaba consiguiendo lo que los ejércitos no habían logrado durante siglos. Alkar la Inexpugnable no podría resistir mucho más. El enemigo esperaba a sus puertas y parte de la muralla comenzaba a ceder.

 




–Señor, nos hemos quedado sin provisiones.

 



–¡Matad a los caballos!

 



–Señor, ayer hemos matado al último de los caballos. No nos queda nada.

 



–Alkar no puede rendirse, no puede ser tomada.

 




Entonces fue cuando Eiden habló.

 




–Señor, no es preciso rendirse.

 



–No nos queda nada, Eiden, nada...

 



–Aún nos queda un medio, mi señor.

 



–¿Un medio?

 



–Bien sabéis de qué hablo. Alkar no debe ser tomada. Jamás.

 



–Aún así... mi gente...

 



-Vuestra gente está muriendo, señor.

 



–No puedo hacer eso...

 




Evan los había observado en silencio sin comprender. El ministro nunca le había inspirado gran confianza, pero después de todo no dejaba de ser ministro del Rey, mientras que él no hacía más que las funciones de administrador desde que el verdadero administrador cayera a causa de la hambruna. Como tantos, tantos otros.

 




–Disculpe, mi señor, pero si hay algún medio, alguna forma de evitar el hambre, de evitar que nadie más sufra, yo me ofrezco voluntario por peligrosa que sea la empresa.

 




Esa mañana Naia, la pequeña Naia había caído presa de la fiebre y del hambre. El día anterior habían enterrado a casi diez niños. La población estaba siendo diezmada. No podía soportarlo más. No podía.
El Rey lo miró enternecido.

 




–¿Cómo os llamáis, joven?

 



–Evan, señor.

 



–Vos no sois mi administrador. ¿Qué es de él?

 



–Está muerto, señor.

 



–¿Le conocíais?

 



–Era mi padre.

 



–Joven –y ahora era Eiden quien hablaba– ¿os rendiríais al enemigo si éste prometiera vuestra libertad? ¿os rendiríais a cambio de alimentos?

 



–Antes muerto, señor.

 



–¿Lo veis majestad? Antes muerto.

 




Y así fue como esa tarde se había convocado a todos los hombres en la plaza mayor. Sobre el ruido del ejército enemigo se alzó la voz del Rey preguntando a sus hombres lo mismo que Eiden preguntara a Evan.

 



–Antes muertos, señor.

 



–Así sea.

 




Y así fue como el Rey eligió a siete hombres de su confianza que citó en su gabinete al amanecer, tras cumplir su cometido.

 



Y así fue como esa noche los hombres asesinaron a sus mujeres y a sus hijos mientras dormían, para evitar que cayeran en la deshonra, para que no fueran rehenes ni esclavos, para que Alkar continuara siendo por siempre la Inexpugnable.

 



Cuando Evan entró en su casa se encontró a su madre arrodillada frente a la cama de Naia.

 




–Minia tiene fiebre. También tiene fiebre. ¿Cuándo acabará esto?

 




El muchacho tenía en su mano derecha la daga con la que tenía orden de inmolar a su familia.

 




–Pronto, madre.

 



–Eso decía tu padre. ¿Cuándo acabará esto?

 




La daga le pesaba, le quemaba, y las lágrimas le arrasaban el alma a fuerza de contenerlas.

 




–Acostaos.

 



–No, no pienso acostarme. Mi marido ha muerto, mi hija pequeña ha muerto y la otra está delirando ¿cómo quieres que me acueste, Evan? ¿Cuánto más hemos de sufrir?

 



–No os preocupéis, madre. Nadie sufrirá más.

 




Pero no pudo soportar el dolor y cayó arrodillado frente a su madre, la daga aún en la mano. Su madre la observó inquisitiva. Entre sollozos tan sólo le explicó:

 




–Órdenes del Rey. No tomarán Alkar mientras viva. Nadie sufrirá más, madre.

 




Ella lo miró fijamente. Sus ojos brillaron de orgullo y determinación.

 




–Entonces levántate y deja de llorar. Mi hijo no es un cobarde.

 




Tamizada entre las lágrimas Evan observó a su madre encaminarse a la cama de Minia y acariciar el pelo de su hermana.

 



–Mi niña, mi dulce niña...

 




Mientras su madre abrazaba a su hermana escondió su cara entre sus manos. Nunca podría matar a su familia. Solo cuando el frío del acero rozó su rostro alzó la vista.

 




–Cumple con tu cometido.

 




La mujer depositó el arma en sus manos y se acostó en su cama. Abrió su blusa y llamó a su hijo junto a ella.

 




–Cumple con tu cometido.

 



–No puedo, madre. No puedo.

 



–Hazlo –y lo besó en la frente como cuando era niño.– Mis hijas están muertas, hazlo.

 




La daga se escurrió entre los dedos de Evan, que se apoyó en su madre sollozando con fuerza. No podía. Nunca podría. Y ella lo sabía. Evan no acertó a comprender el movimiento de su madre hasta que notó como la sangre cálida le corría por entre los brazos.

 




–Está bien, no lo hagas. Yo misma lo haré. Eres demasiado bueno, Evan, pero piensa, peor sería si nos hubieras dejado vivir. Alkar no debe caer.

 




La sangre de su madre le empapaba las ropas. Las lágrimas de su madre le empapaban el alma. Y mientras la vida se le escapaba a cada suspiro ella le hablaba del pasado y le infundía valor para el presente.

 


Mientras, el resto de los hombres se reunieron en la sala de armas y los cargos superiores se encargaron de supervisar la inmolación de sus inferiores. Y así fue como el Primer Ministro y cinco altos cargos del ejército se encaminaron a la sala del Rey cuando comenzaba a rayar el alba.

 


Evan era el séptimo hombre. Y llegó el último a la sala, arrastrando los pies, la mirada gacha, los ojos anegados... Él no era nadie, no debería estar allí. No tenía a su cargo más que a su familia, y ni siquiera había podido cumplir su cometido. Lo habían cumplido por él.

 




–¿Por qué habéis hecho esto?

 



–Porque usted nos lo ha ordenado, señor. Para guardar nuestro honor. Para guardar el honor de nuestra gente. Por Alkar.

 



–Bravo, mis valientes. Ahora ha llegado nuestro turno.

 




Pasó la mirada sobre los siete hombres. Seis hombres, rectificó al observar a Evan; seis hombres y un niño.

 



–Señor –Eiden hablaba– Señor, si así lo deseáis yo puedo encargarme de esto.

 



–¿Vos? ¿Creéis que no os conozco? No sois más que un cínico y un traidor. ¿Creéis que no sabía que estabais esperando el momento para rendir Alkar al enemigo? No mi señor, vos seréis el primero en morir de los ocho.

 



–Pero, majestad...

 


–Y yo mismo me encargaré de eso.

 




Uno tras otro, comenzando por Eiden, que fue sujeto por orden del Rey, se arrodillaron frente a él y partieron en viaje eterno tras sus familias.

 


Pronto llegó el turno de Evan, que no se movió de su sitio.

 




–Vamos, muchacho. Sólo quedamos nosotros dos. Valor.

 



–Yo no tengo valor, señor. Ni siquiera pude cumplir mi objetivo. Yo no debería estar aquí.

 



–Por supuesto. Os necesitaba. Tan sólo vos podéis ayudarme a emprender el viaje de camino con mi gente. Sólo vos.

 



–No puedo señor... fue mi madre quien mató a mis hermanas...

 



–Yo di orden de su muerte.

 



–Ella misma se dio muerte...

 



–Por mi culpa. Como la muerte de vuestro padre, de vuestros vecinos. Todos murieron por mí.
–Murieron por Alkar.

 


–Mirad a vuestro alrededor, muchacho. Alkar sólo es piedra, sólo son ruinas.

 



–Alkar nunca fue ni será tomada.

 


–Alkar está muerta. Yo la maté.

 




La mano de Evan se encrespaba lentamente en la empuñadura de su daga. La rabia del pasado y del futuro se había convertido en su sangre. El orgullo de su madre, el honor de su padre, despertaron su fuerza y su determinación.

 




–Alkar está muerta. Yo la maté.

 




El Rey no gritó cuando la daga atravesó su pecho. Tan sólo sonrió.

 




–Gracias.

 

 




A la mañana siguiente el enemigo no encontró resistencia a las puertas de la ciudad. Entraron triunfantes creyendo vencedores, pensando que la ciudad se rendía a su poder, pero sólo encontraron muerte y desolación allá donde iban.

 



Al entrar en la sala del trono encontraron a un joven de pié bajo la luz de la única ventana abierta de la sala, rodeado de cadáveres. Sus ropas estaban empapadas. Sangre de Alkar empapaba sus ropas, sangre de cientas de generaciones de Alkar. Sangre ajena que aún goteaba en su daga, sangre propia que se escurría entre sus dedos.

 




–Alkar no será tomada, jamás, mientras continúe viva. Alkar será, por siempre, la Inexpugnable.

 


9 comentarios:

kaisser dijo...

Bravo!
Joer :_(
Me han saltado las lagrimas leyendo esto, aun asi te diré algo, por muy triste que sea la historia, para mis modestos conocimientos en este ámbito, creo que es una fantastica historia.
En dos palabras: IM-PREZIONANTE
Su majestad, nos rendimos a sus pies :)
Un biquiño gatita bonita :P
Pdta: Sigue así, algún día tu trabajo será recompensado, y llegarás lejos,..., o no? el resto que opinais? se abre una votación: yo le doy un 11 ;P

fw190 dijo...

mi señora, a sus ordenes... sabed q adoro como escribe...

xilatheblonde dijo...

Chispún!
Y todos palmaron, hale, pa casa. Tanta cosa para decir ke estaban flipaos y que fue un suicidio en masa de esos? Babababababa...
...
...
...
xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD Es coña tontitaaaaaaaaa! Que buena, me gusta mucho! Como todas las demás :)
Solo me gustaría pedirte algo. Por favor, no mates a Silver... :_(
Per sempre Italia.

fw190 dijo...

ummmmmmmmmm tos flipaos, puede... xo... coñe, no es loq hicieron en Numancia? si decía q me recordaba a algo... XD Toy con Xila... no t cargues al pobre Silver. bicos bicho

peaceinhell dijo...

Hola mooooona!!!
Toy con Trinis_girl por aquí por las Coruñas... hace sol, se nos funden las neuronas... y tú escribes... pensabamos que te habías quedado a gusto después de contarnos toda esa parrafada, pero no! era un cuento! Lo leeremos, que sí que sí, cuando lleguemos hoy por la noche (o por la mañana...) xD no, en serio, que sí. Vale, se nos va demasiado
Venga niña, ánimo con el curro y moitos bikiños por ahí.

pruebademigracion dijo...

Asias
Si es que me sonrojais con tanto piropo... ais...
Jos, pasadlo bien esta noche, weno, no demasiado que falto yo :P
Bicoooos

pruebademigracion dijo...

Jos
Anda, que amableeeeee.... jus.
Sabes que Silver es Silver... pero de todas formas no sé que dices pq eres la única persona que sabes como acaba, así que...
Bicos apa y pasalo bien ;)

pruebademigracion dijo...

Más os vale
Estaré esperando vuestra crítica :P así que ya sabéis... jejjejje

pruebademigracion dijo...

Numancia?
Pues la verdad, sabía de una ciudad que había hecho eso pero no de cual... es cosa del Alzeimer, ya sabes... De todas formas Alkar es más mejor :P