Entonces él llegó y me tomó de la mano. Me guió poco a poco entre los extraños esquemas de su mundo, tan desconocido para mí. Me guió hacia donde quiso y por donde quiso. Me llevó a cualquier lugar haciéndome creer que era yo quien tomaba las decisiones. Obligándome a tomarlas engañada por su dejadez sin saber que era él quien me guiaba.
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(Debería mangarle el ordenador a mi hermano y retomar el Runaway 3...)
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