24 de noviembre de 2010

El guardián entre el centeno - J.D. Salinger

"Pero lo que más me gustaba de aquel museo era que todo estaba siempre en el mismo sitio. No cambiaba nada. [...] Lo único que cambiaba era uno mismo. No es que fueras mucho mayor. No era exactamente eso. Sólo que eras diferente. Eso es todo. Llevabas un abrigo distinto o tu compañera tenía escarlatina, o la señorita Aigletinger no había podido venir y nos llevaba una sustituta, o aquella mañana habías oído a tus padres pelearse en el baño, o acababas de pasar en la calle junto a uno de esos charcos llenos del arco iris de la gasolina. Vamos, que siempre pasaba algo que te hacía diferente. No puedo explicar muy bien lo que quiero decir. Y aunque pudiera, creo que no querría.
[...]
Hay cosas que no deberían cambiar, cosas que uno debería poder meter en una de esas vitrinas de cristal y dejarlas allí tranquilas. "

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Me encanta este libro. No me canso de leerlo. Me encanta Holden. Una profesora de inglés me dijo que no lo entendía en absoluto. Que había leído el libro y no lo había entendido. Yo sí. Igual es que, en el fondo, soy igual que Holden. "[...] y eso les demostrará lo chiflado que estoy." Igual es que pienso como él. Es que, en ocasiones, me comporto como él. "Les juro que estoy como una regadera."
Lu Caulfield.

3 comentarios:

Sparkster dijo...

...just a little unwell ;)

Bit dijo...

Si te soy sincera, la primera vez que lo lei tampoco entendí nada. Pero en un día de esos que no tienes nada a mano que leer, volví a cogerlo...magnífico.

Otra fan por aquí, un beso!

Xiliña dijo...

Aunque a simple vista pudiera parecer que Blanca solamente aparecía por el aula para pasear el palmito y hacernos callar, el tiempo me enseñó que no sólo sabía lo que se hacía, sino también lo que nos gustaría pasados unos añitos.
Al final va a ser que el insti molaba y yo me entero ahora... joder, creo que me estoy haciendo mayor.