Gente

A veces las cosas se ponen demasiado difíciles. Parecen demasiado difíciles. Parece que el mundo es demasiado pequeño, que todo se te echa encima, que todo duele, hiere, quema, mata. Parece que todo es dolor, dolor insondable, que hasta lo más pequeño hiere. Y ves a la gente, feliz, alegre, en su mundo sencillo, agradable, y nada parece valer la pena.

Pero luego te cruzas con personas. Personas como tú, que sienten el mundo en su contra, personas sin grandes problemas pero con el alma en pedazos. 

Y esas otras, personas que tienen de todo, gente que ve posee todo lo que podría querer pero que lo deja todo, gente que te habla de suicidio porque no tiene lo único que realmente quiere, porque no le puedes dar lo único que quiere.

Ves que algo tan sencillo como un caramelo puede ser una amenaza o un dulce destello de amistad.

Y encuentras gente que ve las cosas más difíciles que tú. Gente que lo tiene aún más difícil que tú. Gente que, pese a que lo tiene difícil, sonríe y le muestra a los problemas, y te muestra, que la vida es para reír, que son invencibles, que nada es tan difícil. Y encuentras que es más bonita, más fuerte, una sonrisa que cualquier problema, y aquello que dolía deja de doler, y cuando te caes aprendes a reirte de ti mismo.


Quizá mi propósito de este año nuevo debiera haber sido este. Ser como ellos. Ser fuerte. Sonreir. Igual aún estoy a tiempo.

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No estoy para verte, pero sé que estos días también sonries. Un abrazo y ánimo.