11 de julio de 2011

Capítulo 11 - La pelea

-¿Qué coño te ha pasado?
-¿Me tomas el pelo?

Sombra parpadeó en silencio, aún asimilando los golpes de su amigo. Sea quien fuere el que le había hecho eso, había sido un estúpido. Nadie se metía con el Gato y salía indemne. Si era cuestión de contactos, el Gato ganaba al más pintado.
Pero en ese momento lo miraba fijamente y levantaba una ceja, en ese gesto chulesco que tan bien tenía ensayado. Solo que nunca lo había ensayado en semejantes condiciones, así que lo siguió otro de dolor.

-¿De verdad no tienes ni idea?
-No. -Sombra se frotó los ojos. Necesitaba beber algo. Y comer algo. Y dormir. Veinte o treinta horas. Y otra media docena de aspirinas. -Ya te dije que no recuerdo absolutamente nada después de la cena.  ¿Quién fue tan imbécil como para hacerte eso?

Acompañó la pregunta con un gesto de la mano hacia él, que el Gato debió malinterpretar, puesto que retrocedió un paso. Aún así lo miraba incrédulo.

-Tú, Sombra. El imbécil fuiste tú.

Y tal cual de imbécil debió de quedársele la cara, puesto que el Gato le dio paso a la casa.

-Anda, entra. Pero te lo advierto: hay más gente dentro. Si te pones tontito no duraré en decirles que te peguen tal paliza que no la olvidarás en tu vida, ¿de acuerdo?

La sonrisa del Gato. La sonrisa de "no la olvidarás en tu vida" del Gato. Algo enturbiada por culpa del corte del labio, pero seguía siendo su sonrisa, la que ponía antes de arruinarle la vida a alguien. Genial.

A Sombra no se le ocurría ningún motivo lo suficientemente plausible como para querer jugárselo todo metiéndose con el Gato. No conocía a nadie lo sificientemente estúpido como para eso. Pero es que además, el Gato era su mejor amigo, era su amigo desde hacía siglos. El Gato y su Sombra. No tenía el más puto sentido.

Y sin embargo, explicaba perfectamente lo dolorido que se encontraba, los moratones que le pareció verse en la ducha... Se llevó la mano a la nuca, frotándosela, intentando pensar. Estaba desconcertado, de nuevo sin saber qué hacer, mientras que la encantadora sonrisa del Gato brillaba en casi todo su explendor.

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Vuestro turno.

Sombra...
a) Respira hondo y entra en la casa.
b) Respira hondo y le dice al Gato que mejor hablan fuera.
c) Le dice al Gato que se dejó algo encendido y huye a casa.
d) Otra. ¿Cuál? Comentarios aquí.

6 comentarios:

Albos dijo...

Sombra acaba de caer en el pozo de la infamia. Pegar a un Gato... ¡y con mayúscula! A un dios gato... ¡qué peor es!

Kimuko dijo...

Sus motivos tendría, supongo...
Ahora solo hay que descubrirlos, y la curiosidad le puede y además Sombra también tiene orgullo y decir que hablen en la puerta daría una mala imagen y haría peligrar su credibilidad delante de su amigo, que pensará que tiene remordimientos como poco...

Así que le echa valor, y entra...

:P

Ariadna dijo...

¿problemas con el sistema de votos?

Pues a mano alzada. Si se tiene que llevar una paliza que se la lleve; pero tiene que entrar. Después de tantas llamadas y de lo que nos costó ver al Gato en persona no nos puedes fastidiar!

eche o que hai!

Anónimo dijo...

He votado pero como sigue poniendo 0 votos te lo digo por aquí: era la opción a, que entre, que por lo que veo aquí está siendo mayoritaria.

Bicos,
Gabriella.

Lu dijo...

La encuesta no hace caso, no... Pero bueno, dado que no soléis votar muchos más y de momento la mayoría es A... A no ser que ahora aparezcan otra media docena de personas votando otra cosa...

Ariadna dijo...

Estaba yo pensando...que igual cambio mi voto. Me parece que te lo estamos poniendo demasiado fácil esta vez jejeje.