2 de julio de 2011

Capítulo 10 - Heridas de guerra

Dio un par de vueltas al recibo de la consigna, incrédulo.

- ¿Y esto...?

Lo guardó junto con el número, comprobó que le quedaba algo de dinero (10€ y algunas monedas. Y aún sin comer. Planazo.) Y paró al primer taxi que, por fortuna, pasó por allí con la luz verde encendida. No era un gran coche, el conductor iba demasiado rápido y era un poco borde, pero visto lo visto...
Dio la dirección de casa del Gato (lo conocía lo suficiente como para saber que no iba a seguir en la tienda esperándolo) y se recostó en el asiento, rogando que el conductor decidiera bajarle el volumen a la maldita radio y que el taxímetro no subiera de los 10€ de marras. No lo hizo. Ni el conductor, ni el taxímetro. Lo cual ya era algo...

Llamó al timbre de la casa y oyó la llave descorriendo el cerrojo, demasiado tiempo después de que se oscureciera la mirilla. No le daba muy buena espina, la verdad. Pero bueno, ahora el Gato aparecería en el umbral, con su cara de estrella de cine perdonavidas y su aire de divo fantástico y...
Y Sombra se quedó congelado cuando la puerta se abrió.

Las gafas de sol no ocultaban totalmente el ojo amoratado, y el corte que lucía en el labio desmejoraba mucho la imagen de galán de su mejor amigo.

El Gato hizo un gesto con la mano, menos ágil de lo normal, como dolorido, bloqueándole la entrada y suspirando agotado. Al menos seguía siendo capaz de cargar un gesto tan sencillo de una dosis de desprecio absoluto, algo quedaba del Gato original...

- ¿Es que no he sido lo suficientemente claro, Sombra? ¿A ti qué coño te pasa?

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Flipa. El intocable Gato, apaleado. Ahora sí que Sombra está descolocado...

a) De modo que, pasando de todo, le pregunta sobre sus heridas.
b) Si es que ya no puede más... Sombra le cuenta todas sus desventuras, allí mismo, en la puerta.
c) Sombra desespera. Se vuelve a casa corriendo para meterse en la cama.
d) Decide hacerse el longuis, ignorar las heridas del Gato e intentar entrar en la casa.
e) ¿Otra? ¿Cuál? Estáis tardando en comentar.

3 comentarios:

Ariadna dijo...

He de confesar que la opción "c" me tentó mucho, jejeje; pero no...mi lado cotilla me pudo, así que "a".


(Gracias que de una vez por todas fuese a ver al Gato!!!)

Kimuko dijo...

Yo ya dije antes que le conviene sincerase de una vez y a todo trapo, ya luego si Gato le cierra la puerta o le da dos ostias es otra cosa, pero teniendo en cuenta que estaba dispuesto a ayudarle al principio y que en el fondo es un buen tío, no creo :P

JM dijo...

le pega un empujón, me mete para dentro de casa y le pregunta que qué le ha pasado y por qué tiene la cara así