12 de julio de 2010

En el castillo.

El castillo tenía cuatro torres, dos a cada lado. Cuatro majestuosas torres que apuntaban al cielo. Bueno, la segunda por la izquierda era, quizá, algo más baja que el resto, y la cuarta puede que estuviese algo torcida, pero aún así, los cuatro tejados puntiagudos resaltaban en el azul del cielo, justo entre dos nubes blancas.
En el salón del trono, el Rey descansaba sobre su majestuosa silla mientras que, a su lado, la princesa... ¿rubia o morena? Mmm... sí, mejor morena, permanecía de pie a su vera, con un... una flor en la mano.
Al piso superior solo se puede acceder mediante unas escaleras. Justo ahí, aunque... ¡jopetas! casi parecen cajas apiladas... mejor no hay más pisos. Solo uno. Y aquí, donde antes había unas escaleras, un príncipe con una espada, luchando con un monstruo que viene a comerse a la princesa. Un terrible monstruo con un ojo y tres brazos y cinco piernas y cuatro orejas y de color verde, por ejemplo. Pero el monstruo va a perder porque no sabe que el príncipe es un vampiro... así, con colmillos blancos y capa... y que es muy malo y que acabará con él en menos que...

-¿Qué estás hasiendou?

Neme miró, furioso, al recién llegado. Alargó la mano con hastío, cogiendo el tomo que reposaba al otro lado de la mesa. Pasó varias páginas hacia alante y varias hacia atrás, buscando.

-Nothing.

Y, enfadado y desencantado, guardó las pinturas en la caja y enrolló el papel.
Dichoso profesor... ¡jopetas! ¡Si estaba quedando un dibujo genial!

1 comentario:

Anonymous dijo...

¡Qué guay! ¡La próxima vez que me visite (ya en Alemania) me lo podía enseñar ^_^!
Kimu