19 de marzo de 2007

In memoriam


Hablaban a oscuras, uno frente a otro, tumbados en la cama. Ella lloraba. Lloraba entre sus palabras, pero él no lo sabía. Ocultaba las lágrimas en la oscuridad, disimulaba los sollozos en voz baja, camuflaba el llanto en un antiguo resfriado. Ella hablaba y sus lágrimas mojaban su pedazo de almohada. Él hablaba y sus palabras, sin saberlo, la consolaban y la herían al mismo tiempo.
Dormían juntos por casualidad. Y entre ellos no había ni habría más que las sábanas de esas noches. Y probablemente ninguno esperaría nunca nada más que algunas palabras antes de dormir. 
Sin embargo esa noche ella lloraba. Lloraba por motivos ajenos a esa cama, ajenos a su habitación. Lloraba mientras se lo contaba a él. 
Lo llamó su novia (te odia desde que le dije que duermo contigo y eso que sabe que no pasa nada...) y al colgar se le quedó mirando.
-Me gustaría hacerte una foto con esta luz.
Y a ella le gustaría poder refugiarse en sus brazos, encontrar ese consuelo que le falta y, simplemente, llorar en su abrazo.


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Se acabó. Gracias a ti se acabó. No quiero volver a llorar al apagar la luz. Gracias... Mil gracias...

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