6 de agosto de 2012

67º aniversario de la bomba atómica en Hiroshima

Una noticia de las muchas que se pueden encontrar hoy por la web.

Un enlace a la wikipedia.

Y por último, una canción:



Abrochado el último botón de mi camisa.
Por debajo los galones, por supuesto, ni una arruga.
Último gesto, última mirada al espejo,
compruebo que todo esté impecable y que no haya manchas.
Me giro con seguridad y recojo mi quepis,
cierro el cinturón y salgo del baño.
Mi esposa está allí, hermosa, tumbada en la cama.
Atravieso la habitación y trato de no hacer ruido.
Mi hijo me espera tranquilo tras la puerta,
lo cojo a caballito y lo llevo,
y luego mi hija llega y me sonríe.
Aún es muy temprano, los abrazo, los llevo de vuelta a la cama.
Acabo de salir discretamente de casa:
hoy hace calor, el sol golpea de lleno.
El sargento Kent ya me está esperando
cerca del jeep; tengo que irme enseguida.

Estoy seguro de ser un buen tipo,
un verdadero puritano, un patriota americano.
El estado ha hecho de mí un hombre, no un pelele;
solo me han enseñado a hacer el bien.

Directos al cuartel, agobiado de calor.
Mi rostro está apagado, siento que me tiemblan las manos de miedo.
Pienso en todo esto, en esta situación,
a todo lo que no comprendo; mi conciencia tiene varias preguntas.
Bien, basta de pensar, de reflexionar;
un verdadero teniente de la armada no tiene derecho a equivocarse.

Acabo de llegar, corro a la reunión empapado de sudor.
me cuadro frente a los colores,
saludos a los compañeros, algunas pullas, nos provocamos.
Saludos, como se debe, a los grados de los otros pilotos.
Nos reunimos alrededor del general,
las órdenes son precisas y alto secreto.
Algunas horas después se termina la reunión
y ahora sé cuál es mi papel en la misión.
Me han hablado de patria, de orgullo, de mi tierra,
del deber bien cumplido; y el avión despega.

Estoy seguro de ser un buen tipo...

En el avión, de momento, todo va bien,
no hay tensión, nuestro objetivo aún está lejos.
Estamos cada uno situado correctamente en su lugar,
ni siquiera los ingenieros esperan respuesta.
Últimos ajustes, últimas comprobaciones.
Sobre las nubes, ni el Infierno tiene un lugar.
Todo el mundo está concentrado y se impone el silencio
y sobre mí se enciende el piloto rojo.
Algo de pánico en el aire, electricidad,
se cruzan las miradas unos segundos para acercarse.
El objetivo está cerca y me invade el miedo.
Dentro de mí sé bien lo que va a pasar aquí.
Pienso en mi mujer, en mi familia, desde esta cabina,
y vuelvo a ver como esta mañana  la sonrisa de mi hija.
Luz verde, pulso un botón, ahí está,
acabo de lanzar una bomba sobre Hiroshima.

Estamos seguros de ser buenos tipos,
verdaderos puritanos, patriotas europeos,
el Estado nos ha convertido en hombres, no peleles;
así que en Chechenia no hacemos nada.

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