26 de septiembre de 2007

Cristina contra la alcachofa peluda

Chapter  #2

A Cristina le gustaban las gomas de borrar. Tenía en una caja toda una colección de gomas de borrar de todos los tamaños, colores, olores y sabores. Y le gustaban los bolígrafos esos que tenían una goma atrás. Le gustaban porque se borraban y así podía escribir y borrar, escribir y borrar, escribir y borrar, escribir y borrar, escribir y borrar, escribir y... eeeeh... eso.

 

Cristina, en ocasiones, iba a su facultad a escuchar conferencias. Uno de esos días llegó demasiado pronto y, como la puerta del salón de actos estaba abierta, se coló en la sala. Se acercó a curiosear (que no cotillear... bueno, también) las cabinas del fondo y encontró una puerta muy rara. Dentro (porque la abrió) había un enorme monstruo peludo con forma de alcachofa. “¡Oh! ¡Socorro!” y Cristina echó a correr.

 

Pero cuando fue a salir del salón de actos oyó voces fuera (“¿Y si me pillan?”) así que se quedó  a escuchar, no por cotillear, claro...

 

- ¿Están a punto las agujas de los asientos? –decía el decano.

- Sí, señor –decía la organizadora de las conferencias.

- ¿Y las tomas de energía de los respaldos?

- Sí, señor.

- ¿Qué agujas? –preguntaba una profesora que acababa de llegar nueva y que nunca se enteraba de nada -¿qué tomas?

- Pues yo tomaré un café con leche con doble de azúcar.

 

Y mientras la pobre mujer se encaminaba con aire fúnebre a la cafetería a por el café del decano, Cristina se enteró de que los asientos del salón de actos estaban plagados de millones de micro-agujas que administraban a los espectadores, durante las ponencias, una pequeña dosis de sedantes (¡drogas gratis en la universidad!) y unas tomas de energía ubicadas en el respaldo se encargaba de absorber los esfuerzos de los pobres alumnos y demás oyentes (excepto aquellos afortunados de la primera fila... que siempre estaba curiosamente reservada para los profesores) para mantenerse despiertos. Esta energía servía para alimentar a Chofi, el monstruo peludo con forma de alcachofa, mascota del decano.

 

Pero Cristina, que era muy lista y valiente, sacó su caja de gomas de borrar y con gran sigilo se coló en la sala del monstruo y, con mucho cuidado para no despertarlo, borró poquito a poco al malvado Chofi. Después, como era muy limpia, recogió las virutillas de la goma de borrar, las tiró a la papelera y se encaminó a borrar al decano y a la organizadora.

 

Y Cristina se subió al estrado y dio toda una charla sobre los beneficios de la alcachofa en la dieta mediterránea y, acto seguido, se encaminó al centro comercial.

 

“He visto unas gomas de borrar con ovejas irlandesas la mar de monas...”

5 comentarios:

fw190 dijo...

pues...
como cuento para críos se sale :D

Anonymous dijo...

Para niños sólo? Pero si es super realista! XDDDDDD
Como me gusta como escribe mi Lu!
kimuko ;)

pruebademigracion dijo...

Uy uy uy
Cuanto camelo ^^
Tendré que ir a más conferencias dormitando con lapiz y folios en la mano. Eso sí, preciso estímulo externo por parte de gente con más sueño aún que yo, sirve si se ha quedado dormida cual calamar chipirón o cual ballenato rezagado, el caso es dar pie a nuevos complots ultra secretos... muahahahaha...
Sé que tengo que pasarlo a limpio, pero me da pereza. Aún así os adelanto que en la próxima entrega nustra amiga Cristina tendrá que enfrentarse contra... LAS GEMELAS RADIOACTIVAS!!!!
xDDDDDDDD

pruebademigracion dijo...

Re: pues...
Como cuento para pasar el rato en conferencias somníferas no lo sabes tú bien... triunfaron en la fila y despertaron a, al menos, una persona xDDDD

fw190 dijo...

Eso suena a porno...
si, si, no me digas que no, Las Gemelas Radiactivas suena totalmente a porno del bueno.
Y me pido hacer el casting!!