24 de diciembre de 2009

De julio a diciembre...



Pues os deseo Feliz Navidad a todos!!!!


Y aprovecho para poneros el 4º y último de Cristina..  ;)

 

CRISTINA CONTRA LOS HEREDEROS ECOLOGISTAS (Chapter #4)

A Cristina le gustaban los animales. Le gustaban tanto que tenía dos millones trescientas veintitrés mil dos mascotas, esto es, un periquito, un perrito y toda la comunidad de hormigas que vivían en la ventana del salón.

Un día oyó hablar de una asociación llamada Herederos Ecologistas y, como sabía que por ley tendría que llegar en un futuro, que esperaba lejano, al menos un poquito de herencia, y todo lo verde le gustaba, pues decidió acudir a su próxima reunión.

El local de reunión era una nave industrial con un gran salón lleno de fotos y sofás que, en su momento podrían haber sido lujosos, pero ahora estaban desvencijados y con los muelles queriendo emigrar.

Cuando entró al salón, Cristina observó que entre todas las fotos, una de Cruella de Vil ocupaba el puesto de honor, y se extrañó. Luego, mientras se sentaba con mucho cuidado para que los muelles del sofá no se comieran sus pantalones y vio cómo empezaban a entrar diversos personajes vestidos de Darío&Gonzalo, Versado y Héctor Boss, con trajes de casi piel y abrigos de pelo, empezó a desconfiar. Y entonces, Cristina descubrió dónde se había metido.

La asociación de los Herederos ecologistas se llamaba “Herederos” porque estaba formado por un grupo de herederos frustrados, toda esa gente que espera heredar los muchos millones de su tío o abuelo o pariente vario para descubrir, finalmente, que esos millones no existían, que se los llevaba la doncella o una ONG o, incluso, que eran millones de canicas o de esos objetos, para la mayoría de ellos tan repugnantes, con múltiples bordes cortantes apilados e infinidad de garabatos que el común de los mortales llamaba libros. (¡Oh, qué frase!)

Se llamaban “Ecologistas” porque sabían que eco, venía de economía y logistas alguien les dijo que tenía algo que ver con las lenguas antiguas y quería decir algo de pensar… y ellos pensaban, y mucho, en cómo mejorar su economía. Y habían descubierto cómo.

Habían descubierto que la médula de los animales era mejor y más cara que el petróleo, así que decidieron llevar a cabo uno o varios animales para forrarse.

Cristina, escandalizada, pensó en gritar, huir, protestar o incluso, en morderle un pie al de al lado, pero se contuvo (sobre todo porque tenía pinta de guarro) y dijo que al día siguiente llevaría a su animal.

Y es que como Cristina era muy lista y valiente, ya tenía un plan ideado. Llegó a casa e hizo un par de llamadas… Al día siguiente pasó a buscar a Chofi a su nueva villa, donde se había retirado a descansar y beneficiarse de los placeres del cultivo de flores, y juntos se dirigieron al lugar de reunión.

No es preciso describir el miedo de los herederos al ver al enorme monstruo con forma de alcachofa peluda, ni su huída precipitada.

Cristina liberó a todos los animales, excepto a una oveja irlandesa que había y que adoptó inmediatamente, y a un pastor alemán que regaló a sus vecinas Mina y Dina.

Ahora Cristina tiene dos millones trescientas veintitrés mil tres mascotas, y Dina y Mina, ninguna, ya que el pobre animal sufrió una depresión por estrés y se retiró al campo con Chofi.